En el Romanticismo abundan obras en las que la obsesión del amante por la persona amada conduce a actos sacrílegos y enfermizos, cuando esta última muere: desenterrar el cadáver (Cadalso Noches lúgubres), relaciones después de la muerte en el velatorio (Brönte Cumbres borrascosas), besos y abrazos con calaveras (Espronceda El estudiante de Salamanca).
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